El juicio contra el padrastro de la
joven Johana Márquez está a punto de comenzar. A él asiste una embarazada Amaia
Salazar, la inspectora de la
Policía foral que había resuelto los crímenes del llamado Basajaun, que sembraron de terror el valle del Baztán. Amalia tambien había
reunido las pruebas inculpatorias contra Jasón Medina, que imitando el modus
operandi del Basajaun había asesinado, violado y mutilado a Johana, la
adolescente hija de su mujer. De pronto, el juez anuncia que el juicio debe
cancelarse: el acusado acaba de suicidarse en los baños del juzgado. Ante la
expectación y el enfado que la noticia provoca entre los asistentes, Amaia es
reclamada por la policía: el acusado ha dejado una nota suicida dirigida a la
inspectora, que contiene un escueto e inquietante mensaje "Tarttalo".
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