El libro de
Krauss está compuesto por cuatro historias independientes, que tienen
ocasionales puntos de contacto porque en varias de ellas figura un objeto que
es, en sí mismo, un símbolo no muy sutil de la memoria: un aparatoso escritorio
decimonónico, con numerosos cajones de diversos tamaños, alguno de ellos
cerrado con una llave perdida.
Los escenarios de
La gran casa son : Nueva York,
Jerusalén, Europa oriental. Eso nos sugiere que el telón de fondo de su
creación sigue siendo el de las vicisitudes de la vida de los judíos en el
último siglo.
Las historias
sobre la memoria son casi siempre historias sobre la pérdida: de los padres,
los cónyugues o los hijos. Krauss muestra gran sensibilidad para seguir las
rutas de los alejamientos entre los seres queridos, y los esfuerzos, a veces
infructuosos pero siempre sinceros, que hacen algunos de sus personajes para
mantener vínculos en medio de la confusión, la lejanía o, simplemente, en
contra del olvido que llega inevitablemente con el paso del tiempo
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