616 páginas de las cuales yo quitaría unas 200 para hacer del libro una lectura amena e interesante. Estos dos ingredientes están ya en el relato pero ese exceso de explicaciones y de detalles étnicos, por decirlo de alguna manera, lastran lo que, de otra forma, podría ser una grata novela de aventuras.
Para mí una de las cosas más interesantes fue descubrir (mientras leo siempre busco imágenes o sonidos que acompañan mi lectura ¡benditas NNTT!) la historia de este famoso hotel (abierto en 1928) situado en lo alto del Salto de Tequendama sobre el río Bogotá. Recomiendo a nuestros lectores que hagan un alto en la novela para leer sobre este famoso hotel.
La portada del libro hace justicia a este lugar tan tétrico que en la actualidad se está intentando recuperar.
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