
Tras recibir una carta en la que le anuncian que una antigua compañera de trabajo está muriendo de cáncer, Harold, sin pensarlo y sin saber muy bien porqué, decide ir caminando a visitarla.
El recorrido, de más de mil kilómetros y 87 días, es un peregrinaje por la vida, por las situaciones cotidianas, por las cosas que nos ocultamos a nosotros mismos, en esa lucha contínua por "mantener la fachada".
Es un libro simpático, el viejo Harold caminando con su americana, sus naúticos y sus reflexiones, se hace querer y recorremos paso a paso, su infancia, la relación con su mujer Maureen y con su hijo David...
Una novela inteligente y bien escrita sobre las máscaras tras las que nos escondemos, sobre la fe en uno mismo y en la bondad de los demás, que os gustará leer.
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