Este último libro de Albert Espinosa es, como todos los que he leído de él, intimista, reflexivo, con un ritmo pausado. Es un volumen corto, de letra grande, lo que, unido al tipo de prosa de Espinosa, hace que se lea rápidamente.
Sobre la historia no voy a contar nada, para no desvelarla. Habla sobre sentimientos, segundas oportunidades, la familia, el amor, la muerte y en especial, sobre el sufrimiento, sobre las maneras diferentes de enfrentarse al dolor y las posibles formas de superarlo.
Es uno de esos libros que te dejan pensando después, porque las cosas que le pasan al protagonista, que él mismo narra, nos pueden suceder a cualquiera.
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