Una historia conmovedora, la del protagonista, un niño que busca, durante toda su vida, la imagen paterna que le faltó en la infancia.
Poco a poco encontrará su lugar en el mundo en el Dickens, el bar del barrio, el lugar donde obreros, policías, soldados, apostadores, estrellas de cine, se reunen y siempre tienen historias que contar.
De lectura pausada, es una novela sincera y apasionada, que conmueve y hace reflexionar al lector sobre el aprendizaje y
sobre la formación de la propia identidad.
Personajes variopintos, muy bien definidos, algunos secundarios como la madre y el tío Charlie que son imprescindibles para la narración y una prosa emocionante, firmada por un premio Pulitzer.
Muy recomendable.
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