"En el vino está la verdad". Esta es la traducción del latín que subtitula la primera novela de esta guipuzcoana cuya curiosidad le llevó a entrar en contacto con la enología y la cata de vinos y luego a escribir una entretenidísima novela donde se mezcla la historia, los viñedos, el arte, el misterio y como no, el glamour y la pasión.
Narra cómo la inspectora Oteiza, de la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Judicial, se ve envuelta en la investigación del robo de varias botellas de vino de añadas anteriores a la Segunda Guerra Mundial sin que haya entre ellas un nexo común que justifique su desaparición simultánea.
La trama está muy bien diseñada y su resolución posterior también es bastante congruente. Su lectura es muy recomendable porque resulta ligera y además se adentra en el mundo de los vinos de una manera muy didáctica y fácil.
El final es para mí lo más fallido. No exactamente la resolución del caso (aunque alguna escena parece sacada de un telefilme) sino el broche final que podía haber sido una pequeña joya y se queda, en mi opinión, en una baratija.
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