He comentado aquí muchas veces que no me gustan las novelas lentas que se eternizan en descripciones por muy hermosas o literarias que estas puedan ser.
Sin embargo, las personas estamos llenas de contradicciones, y a pesar de ello me gusta la literatura japonesa, que, al menos lo que conozco, se caracteriza por ritmos pausados y temáticas distintas o tratadas desde una óptica muy diferente a la occidental.
La fórmula preferida del profesor, es la historia de una madres soltera que comienza a trabajar como asistenta en la casa de un conocido matemático, que ha perdido la autonomía de su memoria, que dura sólo 80 minutos.
Es una historia de relaciones, las que se establecen entre el profesor, la asistenta y el hijo de esta. Una historia sobre números, en la que aparecen teorías y curiosidades matemáticas explicadas de forma sencilla (incluso para alguien que, como es mi caso, odie las mates). Una novela de prosa sencilla y fácil de leer sobre la amistad, las matématicas, la vejez y la transmisión del saber. Me ha gustado.
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