Por casualidad me he encontrado con este
autor que me ha cautivado con su prosa y con los temas que trata. Para mí es
una muestra de una novela realista que
te embarga de tal manera que te obliga a leer casi sin descanso.
El protagonista, Esteban, se ha visto obligado a
cerrar la carpintería de la que era dueño, dejando en el paro a los que
trabajaban para él. Mientras se encarga de cuidar a su padre, enfermo en fase
terminal, Esteban indaga en los motivos de una ruina que asume en su doble
papel de víctima y de verdugo, y entre cuyos escombros encontramos los valores
que han regido una sociedad, un mundo y un tiempo.
El bienestar y su reverso inseparable, la codicia y los falsos proyectos, convertidos en materiales de derribo. El espejo en que se mira la vida de Esteban, a su manera un hombre sin atributos, devuelve una imagen hecha de sueños rotos y de ilusiones perdidas. Nada se ha librado de la voracidad.
El bienestar y su reverso inseparable, la codicia y los falsos proyectos, convertidos en materiales de derribo. El espejo en que se mira la vida de Esteban, a su manera un hombre sin atributos, devuelve una imagen hecha de sueños rotos y de ilusiones perdidas. Nada se ha librado de la voracidad.
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